Probablemente el país no termine nunca de valorar y agradecer lo suficiente el extraordinario aporte del peronismo a la unión de los argentinos.
Es sabido que su fundador ha cobijado, bajo el manto omnicomprensivo del gran movimiento, a grupos que iban de la extrema derecha a la extrema izquierda, a familias patricias de Barrio Norte y a descamisados sin apellido, a López Rega y a Firmenich. Sólo el peronismo es capaz de haber tenido a su servicio, simultáneamente, a los Montoneros y a la Triple A. Todas las razas y religiones políticas encuentran su lugar en la barca de Perón, a excepción de yanquis y marxistas (que tienen que ponerse en lista de espera).
Qué notable: Rucci era recontra peronista y también se decían peronistas los que lo acribillaron a balazos. Desde el principio de sus tiempos, en el PJ hay lugar para todos y para cualquiera, porque no hay diferencia que no pueda ser superada por el apellido común: peronista.
En esa barca han viajado, o viajan, Isabelita Perón y Cristina Kirchner (bueno, esta última sin excesivo entusiasmo), Hugo Moyano y Domingo Cavallo, Guido Di Tella y José Pablo Feinmann, Carlos Kunkel y Aldo Rico.
Guillermo Moreno es peronista y a Mauricio Macri, que está en las antípodas, le encantaría serlo. Aníbal Fernández y Francisco de Narváez son peronistas. Scioli fue peronista con Menem y con Duhalde, y ahora es peronista con Kirchner y con el que haga falta. Cobos quiso ser peronista, y durante un tiempo casi lo consiguió. El diputado Federico Pinedo está cerca: es pronista. Alfonsín soñó con la pata peronista para su tercer movimiento histórico. Todos los caminos, en fin, conducen a la Roma de Perón, tierra de coincidencias, de amalgamas, de sintonía.
El último ejemplo de la fuerza aglutinadora del PJ es la flamante convergencia de Néstor Carlos Kirchner y Carlos Saúl Menem, dos almas distintas, dos hombres incluso opuestos, dos espíritus genéticamente enfrentados. Todo los distanciaba y nada los unía hasta que, otra vez, el imán irresistible del efluvio peronista -un fenómeno difícil de definir, pero de poder innegable- los puso en la misma vereda. Así, donde antes había lucha ahora hay conjunción, donde había distancia hay comunidad de intereses.
Néstor Carlos y Carlos Saúl, dos caudillos hechos en la bravura del interior profundo, de pronto deponen armas y se reconcilian en el Senado (como volvió a quedar demostrado la semana pasada a propósito del debate sobre el matrimonio gay), y no queda otra explicación, para los que seguimos el espectáculo desde afuera, que la fuerza beatífica de la doctrina común.
La dimensión de este gesto está dado no tanto por el aspecto más personal -finalmente, hasta el impetuoso de Batman se llevaba bien con el fino de Robin-, sino más bien por lo que viene detrás. Con ellos, con Carlos y Néstor, se reconcilian -y la historia se pone de pie- el neoliberalismo con las Madres de Plaza de Mayo, la década del 70 con la del 90, los indultos con el museo de la ESMA, la Sociedad Rural con Carta Abierta, Bernardo Neustadt con Horacio Verbitsky, el cohete intergaláctico con el tren bala, María Julia con Cristina, Alberto Fernández (ex funcionario de Menem) con Alberto Fernández (ex jefe de Gabinete de los Kirchner), el 1 a 1 con el 4 a 1, el mercado con el Estado. El que la tiene más fácil es Amado Boudou: él fue liberal en los 90 y ahora le sale con toda naturalidad ser exactamente lo contrario.
Carlos y Néstor han indicado, pues, con su actitud, el camino por seguir: a partir de ahora se borran las diferencias entre los Bush, amigos del riojano, y Chávez, amigo de los Kirchner; entre Anillaco y El Calafate, entre Aerolíneas Argentinas privatizada y AA reestatizada. ¿Cuánto falta para que Zulemita se sume a las huestes de La Cámpora, comandada por el hijo de los Kirchner? ¿Cuánto para que los viernes en Olivos no se juegue un picado de fútbol sino unos hoyitos de golf? ¿Cuánto para que Carlos Corach se convierta en Karlos Korach? Alberto Kohan sorprenderá en cualquier momento: "Yo siempe fui K".
Es cierto que hay otras cosas, tan propias de las dos eras, que no cambiarán: los helicópteros y aviones privados, las fortunas amasadas no gracias al poder sino a un esforzado trabajo de sol a sol, el sacrosanto respeto por la independencia de la Justicia, el celo para no interferir en el Congreso, el uso de los fondos reservados de la SIDE sólo para tareas de alta inteligencia.
Qué maravilla: los dos viejos líderes vienen a descubrir, a la vuelta de tantas batallas, que en realidad tienen muchísimas cosas en común y que finalmente la historia los va a encontrar más unidos que dominados (por la ira). Es sobrecogedor: Néstor, que le dio vuelta la cara cuando Carlos juró como senador, últimamente, ante las decisivas batallas en el Senado, lo hace llamar, cuidar, proteger. Aníbal Fernández, antimenemista serial durante todos estos años, vuelve sobre sí y nos dice que siempre tuvo un enorme respeto por el ex presidente. Entrañable actitud.
El video de YouTube que muestra al gobernador Néstor elogiando al presidente Menem y poniéndolo a la altura del mismísimo Perón, pornografía política durante todo el pingüinato, probablemente será rehabilitado. Y difundido una y otra vez en 6,7,8 .
Ya lo dijo el General: para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. Para Carlos no hay hoy nada mejor que Néstor, y para Néstor, nada más necesario que Carlos. El gesto debería ser visto como musa inspiradora en los faustos del Bicentenario. Si ellos pudieron, el país puede. Néstor y Carlos, un solo corazón. Perón lo quiso. Perón lo hizo.
© LA NACION

Ernesto Sanz suena como alguien que se sacó un peso de encima.

Coquetear con ser el tercero en discordia en la interna radical que hasta el momento disputaban Julio Cobos y Ricardo Alfonsín le dio una autonomía de esos dos sectores que hasta ahora desconocía. Pero le gusta.
"No lancé ninguna candidatura, solamente generé una expectativa presidencial que contiene a muchos radicales", juguetea sobre su decisión.

En la entrevista con La Nacion, sin embargo, el senador mendocino prefiere hablar como titular de la UCR. Desde ese lugar, revela que analiza adelantar las internas partidarias para marzo, aunque el cobismo lo rechace y que irá a la Justicia para que el Gobierno dé certezas sobre las primarias previstas para agosto.
Además, da por terminada la alianza de la UCR con Elisa Carrió. "La sociedad no toleraría que volviéramos a juntarnos", dice, y les reprocha a los sectores internos de su partido que "no se comprometen a ser adultos".

-¿La solución para la interna entre Cobos y Alfonsín era lanzarse usted como candidato? 

-Al contrario. No lancé ninguna candidatura, solamente generé una expectativa presidencial que contiene a muchos radicales. Y la prueba es que a la hora de salir a poner la cara para explicar los desaguisados de los diputados y senadores y las derrotas parlamentarias, el único que lo hizo fui yo. Es lo contrario de lo que haría un candidato, pero lo tiene que hacer el presidente del partido.
-¿Usted cómo se define hoy? 

-Soy el presidente del partido y generé en algunos una expectativa presidenciable, pero trabajo como presidente del partido.

-¿Pero esa expectativa no atenta contra su propio trabajo? 

-No. Los radicales de buena fe me van a seguir respetando, los que tengan mala fe y especulaciones perversas van a seguir usando excusas para no hacerlo.

-Sobre su postulación, usted dijo que estaba al borde de la pileta, pero que no tenía agua para tirarse. ¿Cuál sería el agua de la pileta? 

-[Piensa] Necesito que se sumen factores de competitividad electoral: generar confiabilidad interna y externa, conocimiento público y volumen territorial.

-¿No los tiene? 

-Sólo en parte. No alcanza.

-¿Cómo va a hacer para que la UCR elija candidatos en marzo? 

-Estamos presentando una medida judicial para obligar al Gobierno a manifestarse sobre la certeza de las internas del 14 de agosto, porque no las reglamentan y tenemos serias dudas de su real intención.

-¿Está apurado para que no estalle la interna radical y arruine todo? 

-No, simplemente quiero aprovechar la potencialidad de un radicalismo unificado y del programa. Lo digo hace rato porque ya sabía que la interna de la UCR se visualiza como un disvalor y no como factor de recuperación.

-¿Ese es su único motivo? 

-También nuestros aliados [socialismo y GEN] nos están presionando y tienen sus razones. Y es cierto que es difícil sostener una interna hasta agosto, cuando los actores internos no se comprometen a ser adultos.

-¿Está enojado por las peleas de cobistas y alfonsinistas o porque lo criticaron por postularse? 

-Nada de eso. Pero el partido tiene que ser capaz de discutir adultamente un tema que no es para perjuicio ni para conveniencia de nadie.

-Pero los cobistas creen que quieren adelantar la interna para perjudicarlos .

-Les podría decir que su negativa termina perjudicando al partido.

-¿Y si siguen con la negativa? 

- No es ilegal ni está prohibido que un partido organice elecciones antes de agosto. Presentarse en esa interna no será obligatorio ni vinculante, pero tendrá un peso político innegable...

- Entonces ¿van a adelantar la interna sin el aval de Cobos? 

-El comité deberá evaluarlo, y también será un tema debate en la convención del 3 y el 4 de diciembre.

-A un mes de la muerte de Kirchner, ¿qué le pasó a la oposición? 

-El Gobierno se acomodó mejor a las circunstancias. Pero en los próximos meses, ellos van a sentir en serio la ausencia del único tipo que los ordenaba, y la oposición encontrará otros canales de efectividad.

-¿Es una expresión de deseo? 

-Es un desafío. La oposición que quiera gobernar la Argentina se va a distinguir por un proyecto de país alternativo. Y la oposición que pretenda sobrevivir sólo tirando piedras será como la película Sexto s entido: van a parecer vivos, pero van a estar muertos.

-¿Lo dice por Elisa Carrió? 

-Al que le quepa el sayo...

-¿Da por cerrada la alianza de la UCR con Carrió? 

-Sí. La sociedad no toleraría que volviéramos a juntarnos después de las cosas que pasaron.
DIXIT

"No lancé ninguna candidatura, solamente generé una expectativa presidencial que contiene a muchos radicales. Pero trabajo como presidente del partido"

ERNESTO SANZ
Senador y presidente de la UCR

Ernesto Sanz se perfila como el tercer precandidato de la UCR de cara a 2011. El presidente del radicalismo reconoció esta mañana que está "en condiciones" de competir dentro de su partido para representar a la fuerza en los comicios del año próximo.

"Me puse el short de baño y estoy en la orilla de la pileta (pero) hoy no tiene agua. Si el día de mañana tiene agua, veremos", deslizó el senador en declaraciones a radio 10.

Consultado sobre sus hipotéticas aspiraciones de pelear por la presidencia, el jefe partidario admitió: "estoy en condiciones personales de candidato a presidente".

Y comentó por qué desde hace algunos días ya no descarta su candidatura: "Dejé de decir que no porque me pasé seis meses diciendo que no y lo único que lograba era que algunos amigos míos bajaran los brazos al no sentirse contenidos por otras expresiones internas del partido". Aunque aclaró: "De ahí a que esto se resuelva, habrá que ver el año que viene que es el momento de definir las candidaturas".

En tanto, Sanz volvió a reclamar el adelantamiento de las elecciones primarias para consagrar al candidato presidencial de cada fuerza, al considerar que la fecha de agosto del año próximo "es una trampa para todos" los postulantes que no pertenecen al oficialismo.

"El oficialismo hace campaña permanentemente y aparentemente ya tendría a su candidata, que es la Presidenta y ellos tienen esa ventaja, pero nosotros estamos condenados a ir a agosto, cuando deberíamos tener mucho más tiempo (para instalar al aspirante a la Casa Rosada)", sentenció.


 

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