Convencer a los argentinos de que quien gana las elecciones puede gobernar es materia mucho más complicada de lo que podría parecer en cualquier otro lugar del mundo. En Argentina la mayoría cree que, a la hora de la verdad, solo puede mantenerse en el poder quien cuente con el apoyo del peronismo y de la central sindical CGT. La creencia tiene base: los últimos presidentes no peronistas encabezaron gobiernos débiles, sufrieron un acoso brutal en la calle y no lograron terminar su mandato.
Cristina Kirchner abre la puerta para presentarse a la reelección en octubre
La oposición argentina, sin candidato único aún para las presidenciales

Ese es el principal inconveniente con que arrancará este año el candidato de la Unión Cívica Radical (UCR), uno de los partidos más antiguos del país, pero que solo ha conseguido gobernar durante 27 años a lo largo de toda su historia. La UCR deberá forzar una segunda vuelta, seguramente contra la peronista Cristina Fernández de Kirchner, y persuadir a los electores de que su voto no solo es libre sino que es útil, porque será respetado.

Por el momento dos personas se disputan esa candidatura radical, Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz. Quizás sus programas políticos no sean muy distintos, pero sus enfoques y su imagen sí lo son. A los seguidores de Sanz les gusta hacer comparaciones, salvando todas las distancias, con Hillary Clinton y Obama. Él, por supuesto, se identificaría con Obama, luchando contra un apellido ilustre.

Para hacer frente al grave inconveniente señalado (aunque ganes, no gobiernas si el peronismo no lo quiere) los dos candidatos parecen tener estrategias diferentes. Ambos afirman que la sociedad argentina ha cambiado mucho con respecto a la de 2000, pero la imagen de Alfonsín se basa más en la idea de que un sector del peronismo no le odia tanto como para boicotearle, mientras que Sanz advierte a los ciudadanos que caer en semejante chantaje es indigno y antidemocrático. Nadie, absolutamente nadie, ni los peronistas ni los gordos (máximos dirigentes de la CGT) le impedirá gobernar si gana las elecciones, aseguró en la presentación de su campaña interna, en un gran teatro de Buenos Aires.

Para Sanz, un senador mendocino de 55 años, casado, con dos hijos, las elecciones internas son básicas. Solo aprovechando muy bien estas semanas (los radicales elegirán candidato a mediados de abril) puede lograr la notoriedad a nivel nacional que necesita como posible candidato presidencial. Consciente de su bajo perfil actual, se presentó en el teatro donde arrancó su primer acto electoral afirmando bien alto: "Hola, me llamo Ernesto Sanz y quiero ser presidente".

Primarias disputadas

En términos generales, una buena pelea interna, unas primarias disputadas, debería ser interesante para la UCR, si se utiliza como una oportunidad para atraer la atención de los medios y de los futuros votantes (las presidenciales son en octubre). Incluso Alfonsín debería estar interesado, porque en el enfrentamiento con Sanz podría limar algunas de las acusaciones de levedad o falta de peso que le persiguen desde hace tiempo. En cualquier caso, ha sido Sanz el que abrió la campaña interna y quien tiene prisa por debatir en público con Ricardo Alfonsín.

En su arranque electoral, el senador (que fue presidente de su partido y que tiene una gran experiencia política a la espalda) acentuó los rasgos de carácter, quizás perseguido por el fantasma de la presunta debilidad radical. Advirtió que no pedirá el voto para el radicalismo sino para un proyecto de país, una idea que defiende también el exministro Rodolfo Terragno, presente entre el público. "Basta de imaginar el futuro mientras otros gobiernan el presente", reclamó a sus seguidores.

Sanz se pronunció contra quienes miran al pasado. "Recordar y respetar a los muertos (sean Yrigoyen, Raúl Alfonsín o Néstor Kirchner) es de personas decentes, pero pedirles que nos indiquen el camino del futuro es pedirles demasiado", ironizó. "Este ha sido un Gobierno con cosas buenas y malas, pero ya no da para más", prosiguió. "Es el momento de que, con serenidad y firmeza, el pueblo argentino le diga a la presidenta, "Muchas gracias... y adiós".

Las palabras mas duras estuvieron referidas no tanto a la propia presidenta como al entorno peronista y sindical al que acusó de utilizar el miedo. "Quien siembra miedo, no quiere el progreso, quiere el poder", advirtió. "El kirchnerismo, obsesionado con mandar, se olvidó de gobernar". Sanz prometió bajar la inflación a un dígito (ahora ronda el 25% según consultoras privadas) y respetar los avances sociales.

"No soy un soñador, sino un político con experiencia", recalcó, "un político que ve que su país tiene una oportunidad y que la puede perder por mezquindad de sus gobernantes". Sanz reclamó seguridad contra el delito y el crimen organizado (a cuyos jefes prometió encarcelar) y criticó duramente a los sindicatos, "a quienes dicen que solo aceptan los resultados electorales cuando se traduce en un gobierno que les gusta". "A quienes se dicen representantes de los trabajadores y que en realidad se aprovechan del trabajo de los otros y se creen los dueños del país. Esto es un insulto a los argentinos y, además, ha dejado de ser verdad, porque hoy tenemos un Estado más sólido", terminó. Las primarias radicales no han hecho más que comenzar.

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Para la politóloga Liliana De Riz, su acto de lanzamiento de la campaña en la internas de la UCR mostró un político sólido, con certero diagnóstico de la realidad y aptitudes para motorizar las reformas que el próximo gobierno deberá encarar.

PorLiliana De Riz. POLITOLOGA (UBA, CONICET)


Asistí al acto de lanzamiento de la campaña de Ernesto Sanz para las elecciones internas del radicalismo con la esperanza de que no fuera un acto más de una interna partidaria colorida de rojo y blanco, colmado de cabezas blancas. Y no lo fue. Ernesto Sanz se plantó ante el micrófono y con tono sereno y severo a la vez, supo cautivar al público al presentar sus ideas con la energía y la claridad que sólo tienen los liderazgos de cambio . Tuve la impresión de que puede convencer a vastos sectores de la sociedad de que sabe cuál es el rumbo y cómo llegar a buen puerto y podría despertar a la sociedad para la búsqueda de días mejores.


“Con los muertos no se gobierna a la Argentina …” sentenció Sanz, casi tres décadas después de que Raúl Alfonsín hiciera resonar esas palabras en la Plaza de la República. Este hombre sencillo y elegante en sus modales se subió a la palestra para presentarse ante la sociedad, no sólo ante su partido, reivindicando su condición de dirigente partidario y proclamando su ambición de obtener el voto de los hombres y mujeres que como él, entienden que este gobierno “ya no da para más”.

Sanz trasmitió el honor que para él significa ser dirigente de la UCR y recuperó el valor de contar con una organización partidaria porque los partidos son el instrumento para forjar en democracia las grandes transformaciones de la sociedad que están destinadas a perdurar en el tiempo. Como lo hizo la UCR al instituir una democracia con el voto secreto y obligatorio y el peronismo al instaurar una democracia social.

Sanz hizo un balance de la democracia recuperada y una aguda y fundamentada crítica de la gestión del actual gobierno que le sirvieron de preámbulo para presentar sus propuestas.

No dudó en llamar a las cosas por su nombre.

Habló para que todos lo entendieran y todos los asistentes se sintieron interpretados en los argumentos que fue hilvanando con rigor.

Me impresionó tanto el contenido como el estilo de su discurso.

Despertar entusiasmo es algo difícil de lograr en esta sociedad acostumbrada a avizorar el desencanto que siempre sucedió a las grandes ilusiones. Sanz lo logró con su certero diagnóstico de la política actual, con sus propuestas concretas para los problemas que pesan sobre los argentinos y amenazan nuestro futuro, convencido de que “para construir el futuro hay que estar dispuesto a gobernar el presente” y actuar al servicio de los intereses colectivos.

No fue un acto nostálgico .

Había muchos jóvenes y energía en esa sala repleta . Y había esperanza, porque Sanz supo convencer de que es capaz de emprender las reformas que el país necesita para encontrar un lugar en el nuevo orden mundial que está emergiendo, lograr el desarrollo sostenido que no es sinónimo de crecimiento de la economía y reparar el tejido social dañado por la brutal desigualdad.

El tiene “apetito de progreso” , una cualidad escasa en esta sociedad resignada a las teorías del mal menor ante el paraíso perdido allá lejos y hace tiempo.

Dijo mucho con pocas y precisas palabras, con firmeza y convicción y tuve la impresión de que la reafirmación de su liderazgo viene de su comprensión de la dinámica del sistema político argentino y de una visión comparativa que pocos dirigentes tienen . Esos atributos le han facilitado crearse una posición de liderazgo en su partido y en el Congreso.

La sociedad tiene una oportunidad en las internas abiertas del radicalismo de elegir a un candidato que tiene propuestas que definen un nuevo rumbo y un nuevo modo de gobernar , basado en el diálogo y la búsqueda de consensos, el respeto a la división de poderes, el cumplimiento de la ley, la transparencia en la gestión pública y la búsqueda del progreso social.

El arte de la política es un proceso de persuasión que exige escuchar con ecuanimidad las opiniones divergentes y buscar soluciones imaginativas que permitan anudar consensos.

Los liderazgos democráticos e innovadores señalan caminos y dan ejemplos.

El es una prueba de que el radicalismo ha sobrevivido a su anunciada desaparición y se está reconstruyendo para bien de la democracia argentina. No debiera de ser una oportunidad perdida.

Yo tengo esperanza de que llegue y de que alcance … Por eso escribo estas líneas, porque Sanz se las merece y los argentinos también.

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Según lapoliticaonline.com

Sanz se lanzó como candidato con palos a Alfonsín: “No pido el voto de la nostalgia”

El senador radical presentó su candidatura a presidente con un acto en el Gran Rex, donde además de fustigar al Gobierno no evitó dardos a su rival en la interna del 30 de abril, a quien acusó de utilizar su apellido como insignia. “Simplemente me llamo Sanz y no me aliento del pasado”, disparó.


Ernesto Sanz pisó el escenario del Gran Rex se acercó al estrado, pidió silencio a los bombos que clamaban por su llegada y se presentó: Buenas tardes, me llamo Ernesto Sanz y quiero ser presidente de la República Argentina", detalló, ironizando sobre su escaso nivel de conocimiento, debilidad que no logra superar.

Didáctico y monocorde, durante más de una hora el titular de la UCR en licencia trató de explicar porqué su partido puede volver a Gobernar si él es el candidato. También apuntó a los independientes con prolongadas críticas a cada área del Gobierno de Cristina Kirchner.

Desde los palcos, la militancia se enfocó en la interna. "No voy con Cobos ni Alfonsín, voy con Ernesto que se anima a debatir", clamaban.

Sanz recogió el guante y, como nunca, apuntó a Alfonsín. "Soy Ernesto Sanz y tengo un pasado, como todos, pero no me alimento del pasado ni aspiro a repetirlo, toda mi fuerza está en el futuro y no voy a permitir que mi pasado me hipotequé porque tengo en claro que las respuestas que la Argentina necesita hoy no las va a encontrar en lo que otros hicieron ayer", señaló.

Citó a varios dirigentes del pasado, entre ellos al padre de su rival, para definirse como comienzo de una nueva etapa. "Yrigoyen, Alvear ya no están, Raúl Alfonsín ya no está con nosotros, Néstor Kirchner se ha ido, recordarlos y respetarlos es de personas decentes, pero pedirles además que nos señalen el camino del futuro creo que es pedirles demasiado", explicó.

En las gradas del Gran Rex había radicales provenientes de provincias como Mendoza, Buenos Aires, Tucumán y banderas de la "Juventud Radical" y de "Franja Morada".

La primera fila mezcló a ex referentes del partido y de la Alianza con dipuados actuales.Estaban Rodolfo Terragno, Federico Storani, Florentina Gómez Miranda, Facundo Suárez Lastra, Jesús Rodríguez, Juan Pablo Baylac, Cristian Colombo, y los diputados Silvana Giúdici, Rubén Lanceta y Ricardo Buryaile,.

Mirándolos de frente, Sanz buscó sepultar los temores del pasado radical, del que destacó, por sobre todo, su perdurabilidad. "Nos sentimos fuertes otra vez. Hoy volvemos a estar en condiciones de liderar una alternativa de gobierno", tras la experiencia del gobierno de la Alianza que gobernó el país de 1999 hasta el 2001.

Pero abrió las puertas a alianzas con otros partidos. "Es cierto que sin el radicalismo no arrancamos pero también es cierto que solo con el radicalismo no llegamos. Nadie tiene a su nombre un título de propiedad del radicalismo, ninguno de nuestros líderes pretendió tenerlo".
Después se dedicó a Cristina. Dijo que el gobierno "hizo cosas buenas y malas", pero "ya no da para más". Que “hay que hacer que la Argentina vuelva a ser una gran empresa colectiva. Yo quiero hacerlo. Ellos, los que mandan, ni lo han hecho ni lo harán".

"Nos frenan el miedo y la inseguridad. El miedo es el mayor enemigo del progreso y eso es lo que pasa hoy en la Argentina".
"Yo no puedo prometer la felicidad a todas las personas, ni garantizar que todos tengan éxito en la vida: sí voy a empeñarme en conseguir que todos tengan las mismas posibilidades", enfatizó.

Sanz dijo que también "frenan" al país las peleas absurdas y las divisiones. "Cuando yo sea presidente, seremos libres ciudadanos, todos iguales ante la ley. Yo tengo ambición de país, a ellos les queda ambición de poder".

El precandidato radical hizo también un punto de inflexión en la inflación y se comprometió a tener un índice anual de un dígito en caso de llegar al poder. "Es un compromiso formal", indicó. Dedicó un párrafo al Indec. “Es un papelón internacional".

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Según Clarín

Sanz: "“Yo tengo ambición de país, a ellos sólo les queda ambición de poder”

En su discurso apuntó directamente al kirchnerismo y al líder de la CGT, Hugo Moyano. Estuvo rodeado de la Juventud Radical y su familia.
A las 20.13 el ex senador por Mendoza y precandidato a la presidencia por el radicalismo, Ernesto Sanz levantó la mano y saludó a un teatro Gran Rex repleto de jóvenes radicales y dirigentes de todas las épocas, incluida la histórica Florentina Gómez Miranda. "Buenas noches, soy Ernesto Sanz y quiero ser Presidente".
Sanz tuvo un discurso duro. Una hora exacta le alcanzó al ex intendente de la localidad mendocina de San Rafael para criticar al Gobierno, el sindicalismo, enumerar sus proyectos primordiales en caso de ganar las elecciones en octubre y hacer un racconto de la historia del radicalismo.
Sanz hizo un mensaje a medida para su situación de candidato recién instalado: buscó consenso, marcó diferencias con otros radicales y llamó a los presentes a conquistar el voto independiente: "voy a pedir el voto para un proyecto de país para todos, incluidos muchos que apoyaron al gobierno de los Kirchner pensando que era lo mejor, con el radicalismo solamente no llegamos", se sinceró.
A su lado, su mujer y dos hijos escucharon atentamente todo el discurso y se abrazaron al final para despedirse levantando las manos y saludando con la marcha radical de fondo. Acto seguido, llegaron los dardos para su competidor, Ricardo Alfonsín: "Prefiero que ustedes mismos establezcan la diferencia con Alfonsin, yo sólo me llamo Sanz". Y continuó: "No podemos pedirles a los que ya no están que nos señalen el camino, yo no voy a pedir el voto de la nostalgia, voy a pedir el voto de la esperanza".
El kirchnerismo y el líder de la CGT, Hugo Moyano, sus dos blancos más recurrentes a lo largo de la hora de discurso: "Yo tengo ambición de país, a ellos sólo les queda ambición de poder" disparó el mendocino, quien busca un debate cara a cara con Ricardo Alfonsín previo a la interna que se llevará a cabo el 30 de abril y de la que no participará el vicepresidente, Julio Cobos. Y agregó: "llevamos años de crecimiento, pero no ha bajado la pobreza, no ha bajado la brecha entre los más poderosos y los menos poderosos".
Con respecto al líder cegetista, le apuntó directamente: "Muchos piensan que hay algunos poderosos que deciden quiénes pueden gobernar y quién no, sino le hacen la vida imposible hasta derrocarlo, me refiero a quienes dicen representar a los trabajadores, cuando en realidad se aprovechan del trabajo de otro y se creen los dueños del país". Me importan más los derechos de los trabajadores que el poder de las cúpulas sindicales", sostuvo.
Una de las sorpresas fue la presencia de Facundo Suárez Lastra, ex intendente que apoyará las tres candidaturas a presidente que irán por el radicalismo, la de Sanz, la de Ricardo Alfonsín y la de Julio Cobos.

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Según La Nación:

Sanz lanzó su campaña con duras críticas al Gobierno

Hizo hincapié en la seguridad y la inflación; también se diferenció muy fuerte de Ricardo Alfonsín

"Este gobierno financió su campaña con dinero sucio, protegió a quienes traficaban droga a Europa. Señora Presidenta, su gobierno no tiene autoridad moral para hablar de seguridad." Sin medias tintas y con un fuerte tono crítico a la administración de Cristina Kirchner, el senador y precandidato radical Ernesto Sanz lanzó ayer de manera oficial su campaña para la interna de la UCR del 30 de abril.
El mensaje también fue duro con el sindicalismo peronista, al que calificó como quienes "dicen que representan a los trabajadores, pero sólo quieren mantener sus prebendas". A ellos les advirtió que, en caso de llegar al poder, no podrán limitarlo ni hacerle fracasar su gestión.
"Si Ernesto Sanz es presidente de la República, habrá alguien en la Casa Rosada que no se deja abrumar ni acomplejar por los fantasmas del pasado", sentenció. Fue una clara réplica a Hugo Moyano, que había asegurado que la CGT no estaba dispuesta a reconocer un gobierno que no fuera del agrado de la central obrera. "No están chantajeando al radicalismo, están chantajeando a 40 millones de argentinos", agregó el senador radical.
La dura crítica de Sanz al kirchnerismo tuvo, además, un doble objetivo. No sólo trazó una clara línea divisoria con la política de los últimos ocho años, sino que también lo hizo con su rival en la interna, el diputado nacional Ricardo Alfonsín, que prefiere no usar los cuestionamientos a la Presidenta como eje central de su campaña.
Esto quedó más que claro cuando Sanz afirmó que no iba a "salir a pedir el voto de la nostalgia", sino que buscará "el voto de la esperanza", una clara alusión al hijo del ex presidente, a quien su apellido benefició en su ascenso a la precandidatura.
Sanz habló durante 55 minutos en un teatro Gran Rex repleto de jóvenes. Esta es otra de las apuestas del mendocino: mostrarse como el estandarte de un cambio generacional. Para eso, en un escenario que lo tuvo como único orador, estuvo acompañado por una treintena de militantes de la Juventud Radical repartidos en sendas tribunas laterales ubicadas a los laterales del atril desde el que dirigió su discurso.
Los dirigentes radicales tradicionales tuvieron su lugar reservado en las primeras filas de butacas. Por allí anduvieron Florentina Gómez Miranda, a quien Sanz saludó de manera particular antes de subir al escenario; Rodolfo Terragno; Federico Storani; Facundo Suárez Lastra; Horacio Jaunarena; Cristina Guevara; Silvana Giudici; el senador Arturo Vera, y el ex gobernador de Chubut Carlos Maestro.
En varios tramos de su alocución Sanz habló como si ya tuviera asegurada la presidencia, trazando futuros ejes de gobierno sobre relaciones exteriores, educación y política en materia de reivindicación de los derechos de la mujer (dijo que piensa aplicar "mano dura" agravando penas contra la violencia doméstica).
También se animó a avanzar en materia económica, como cuando prometió bajar la inflación a un dígito.
Ese fue otro de los ejes del discurso con el que Sanz se lanzó anoche a la arena de la interna partidaria. "El Gobierno quiere hacer como que el problema de la inflación no existe", fustigó. "Sólo por esto estaría justificado sustituir a este gobierno", agregó, ante el aplauso de sus seguidores.
El precandidato radical estimó "en un 25%" el aumento del costo de vida, tras lo cual aseguró que "lo que gana el Gobierno mintiendo lo pierde el país, porque nadie quiere traer dinero a un lugar donde no se sabe realmente cuánto vale".

Combatir el delito

Consciente de que la inseguridad es una de las principales preocupaciones de la sociedad, Sanz intentó mostrarse inflexible en esta área.
"Voy a atacar el delito como negocio, voy a perseguir a los que lo organizan y dirigen. Voy a ir a buscarlos hasta ponerlos entre rejas", sentenció.
En ese sentido, agregó que su intención será "romper la complicidad entre jueces, policías y el aparato del Estado con medidas preventivas" en materia delictiva, tras lo cual volvió a la carga contra la Casa Rosada: "Este gobierno no quiere saber nada de controles ni de condenas", denunció.
Envalentonado, el senador mendocino mostró su optimismo en que en octubre la sociedad votará por un cambio de administración. "Ha llegado el momento de que el pueblo argentino, con toda serenidad pero con firmeza, diga en la urnas «gracias y adiós, señora Kirchner»", señaló.
"Por eso, el 30 de abril, más que elegir al candidato del radicalismo, vamos a estar eligiendo al futuro presidente de los argentinos", concluyó.

EJES DEL DISCURSO

"Este gobierno, que ha hecho cosas buenas y malas, ya no da para más"
"No voy a salir a pedir el voto de la nostalgia, sino que voy a salir a pedir el voto de la esperanza"
"Los sindicalistas dicen que si ganamos, no nos van a dejar gobernar. No están chantajeando al radicalismo, sino a 40 millones de argentinos "

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Según El Argentino:

Sanz lanzó su candidatura con críticas al gobierno y a su rival Ricardo Alfonsín

El senador ironizó sobre su condición de “desconocido” en la política. “No me alimento del pasado”, dijo en alusión a su principal adversario.


El senador radical Ernesto Sanz, quien disputará la preinterna partidaria del 30 de abril con el diputado Ricardo Alfonsín, lanzó ayer su candidatura en el teatro Gran Rex y subrayó que “combatir la inseguridad y llevar la inflación a un dígito” serán los ejes de su propuesta.

Rodeado de jóvenes –como ya habían ensayado Alfonsín y Eduardo Duhalde en sus respectivos actos de lanzamiento– y con el amparo que le daban dos acrílicos transparentes que funcionaban como teleprompter, el candidato inició su discurso burlándose de aquellos que dicen que es un desconocido: “Se repite tanto que no soy conocido que tal vez tenga que presentarme diciendo ‘Buenas tardes. Soy Ernesto Sanz y quiero ser presidente’”. En las bandejas del teatro los militantes cantaban “Se siente, se siente, Sanz presidente”.

El primer tramo del discurso se lo dedicó al partido. “La UCR ha defendido las libertades y la convivencia pacífica entre todos los argentinos. Es de todos, nadie tiene un título de propiedad”. Sin embargo, destacó la necesidad de contar con el apoyo de muchos independientes para ganar las elecciones.“Yo no voy a pedir el voto para el radicalismo –confesó–, voy a pedir el voto incluso a los kirchneristas, para construir una nueva mayoría porque con el radicalismo solamente no llegamos”. Después, aseguró que para ser presidente deberá “ganar la carrera” el 30 de abril: “Si ganamos la interna, vamos a ganar apoyos por todo el país.” Al definir sus diferencias con Alfonsín, el senador hizo una dura referencia a la condición de “hijo de” del otro candidato: “Yo sólo me llamo Sanz, no me alimento del pasado.” En sintonía, llamó a los argentinos a mirar hacia el futuro. “Néstor Kirchner se ha ido. Es bueno recordar y respetar a los que se han ido, pero pedirles que nos señalen el camino del futuro sería pedirles mucho”, dijo.

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Según La Razón

Se lanzó Sanz: “Cristina, gracias y adiós”

El precandidato de la UCR cuestionó a la actual mandataria, se diferenció de su rival Ricardo Alfonsín y le dejó un mensaje a los sindicalistas: "Siempre estaré del lado del derecho de los trabajadores y no de la burocracia sindical”.

“Que se repite tanto que no soy conocido... quizás debería empezar diciendo simplemente: ‘buenas tardes, me llamo Ernesto Sanz y quiero ser presidente de la República Argentina”. Así arrancó anoche en el escenario del Gran Rex, el discurso de Ernesto Sanz en el acto de lanzamiento de su candidatura a presidente por la UCR.

El senador fue critico con la gestión de la presidenta Cristina Kirchner y advirtió: “Es hora de decirle a Cristina gracias y adiós”. También tuvo palabras para los sindicalistas que “siempre estaré del lado del derecho de los trabajadores y no de la burocracia sindical”.

A menos de dos meses de las preinternas radicales, Sanz apuntó también contra su rival interno, Ricardo Alfonsín. Sin nombrarlo, advirtió que él no saldrá a pedir “el voto de la nostalgia” sino que “voy a salir a pedir el voto de la esperanza”. E indicó: “Tengo un pasado, como todos, pero no me alimento del pasado ni aspiro a repetirlo, toda mi fuerza está en el futuro”.

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Según Página 12

"Me llamo Ernesto Sanz y quiero ser Presidente"

El precandidato radical, que deberá competir primero con Ricardo Alfonsín en la preinterna de la UCR del 30 de abril y, en caso de ganar, en las internas abiertas de agosto, lanzó su campaña reconociendo que el radicalismo, desde su fundación "solo gobernó uno de cada cuatro días". Afirmó que no quería "repetir el pasado", y que si llegara a la Casa Rosada no se dejará "abrumar por los fantasmas del pasado" y cumplirá "hasta el último día" su mandato.

Sanz se diferenció de su competidor, Ricardo Alfonsín, al advertir que él no saldrá a pedir "el voto de la nostalgia" sino "el voto de la esperanza". "Soy Ernesto Sanz y tengo un pasado, como todos, pero no me alimento del pasado ni aspiro a repetirlo. Toda mi fuerza está en el futuro y no voy a permitir que mi pasado me hipoteque porque tengo claro que las respuestas que la Argentina necesita hoy no las va a encontrar en lo que otros hicieron ayer", agregó.

Desde el Gran Rex, recordó a Hipólito Yrigoyen, a Raúl Alfonsin y a Néstor Kirchner, pero advirtió que "ya no están", y que no había que refugiarse en ellos para buscar las respuestas que necesita la Argentina de hoy. Aclaró que no buscaba una derrota digna sino "una victoria histórica", y repitió que quería ganar. Más adelante afirmó que "este gobierno no da para más" y que había llegado la hora de decirle "gracias, y adiós señora Kirchner".

El precandidato radical, que cuenta con el apoyo de la desaparecida Coordinadora Nacional, la corriente interna que creció al amparo del gobierno del ex presidente Alfonsín, aseguró también que el principal problema de la Argentina era la seguridad y que él estaba allí "para hacerse cargo", y prometió perseguir a los delincuentes.

También dedicó un párrafo al sindicalismo, a quien denunció de que "se aprovechan del trabajo de otros y se creen los dueños del país", aunque aclaró que "siempre estaré del lado del derecho de los trabajadores y no de la burocracia sindical".

Entre los cánticos que se destacaron en el Gran Rex prevaleció "no voy con Cobos ni Alfonsín, voy con Ernesto que se anima a debatir". Sanz reconoció las inquietudes que genera en la población la capacidad del radicalismo para gobernar pero advirtió que admitir "que hay alguien con derecho a veto sobre el resultado de las urnas es un atentado intolerable a la democracia. Aquí no habrá nadie que desestabilice a un gobierno democrático desde la calle"", sentenció.

Entre los presentes se encontraban los ex jefes de Gabinete de Fernando de la Rúa, Rodolfo Terragno y Cristian Colombo; Federico Storani, Facundo Suárez Lastra y Silvana Giúdici; Jesús Rodríguez, Eduardo Baylac, Ricardo Buryaile, y la legendaria dirigente Florentina Gómez Miranda.

El precandidato presidencial afirmó que en el radicalismo "nos sentimos fuertes otra vez", y añadió que "hoy volvemos a estar en condiciones de liderar una alternativa de gobierno", tras la frustrada experiencia de la Alianza.

Finalmente, tras cuestionar el manejo de las cifras de la economía por parte del gobierno nacional, el senador mendocino planteó su "compromiso formal" de bajar la inflación a "un dígito" en caso de llegar a la Casa Rosada.

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Según ambito.com

Sanz lanzó su candidatura, pero advirtió: "Con el radicalismo solo no llegamos"

El senador Ernesto Sanz lanzó formalmente su precandidatura presidencial en el teatro Gran Rex con fuertes críticas al Gobierno y un duro mensaje a Ricardo Alfonsín, a quien vinculo al "pasado" y la "nostalgia".

"Yo no voy a pedir el voto de la nostalgia. Voy a pedir el voto de la esperanza. Si sólo nos conformamos con nuestros recuerdos nos vamos a quedar a mitad de camino", sostuvo Sanz al marcar diferencias con su adversario en la UCR de cara a las internas del próximo 30 de abril.

Al tomar la palabra ante la sala llena, el mendocino remarcó incluso que al igual que otros ex presidentes y líderes argentinos, "Raúl Alfonsín ya no está" y remató: "Yo solo me llamo Sanz, tengo un pasado como todos, pero no me alimento del pasado".

"Raúl Alfonsín ya no está. Néstor Kirchner se ha ido. Recordarlos y respetarlos es una actitud inteligente, pero pedirles que nos señalen el camino del futuro es demasiado", remarcó Sanz y se llevó el aplauso de las más de tres mil personas que colmaron el teatro porteño.

Por otra parte, el presidente radical en licencia dijo que el gobierno de Cristina Kirchner "está terminado" y sostuvo que junto a los radicales está "en condiciones de liderar una alternativa de gobierno que es posible y es viable", aunque advirtió que para ello "es necesario ganar el 30 de abril".

"Si vamos a ganar estas elecciones lo haremos por millones que no son radicales. Tenemos que poner en pie un proyecto capaz de desbordar las fronteras radicales, incluidos ciudadanos de buena fe que votaron a los Kirchner", sostuvo, en una fuerte convocatoria al electorado independiente.

Entre los presentes estuvieron Rodolfo Terragno, Federico Storani, Horacio Jaunarena, Carlos Maestro, Jorge Alvarez, Federico Azcoiti, Florentina Gómez Miranda, Facundo Suárez Lastra, Silvana Giúdici, Jesús Rodríguez, Juan Pablo Baylac, Cristian Colombo, Rubén Lanceta y Ricardo Buryaile, entre otros.

Como ejes de su propuesta electoral, Sanz dijo que se hará "cargo del problema de la inseguridad" y para ello se comprometió a "perseguir hasta el final a los que dirigen el delito" y que aparecen vinculados a "negocios" del Estado.

Además, en una de sus principales críticas al kirchnerismo, prometió llevar las cifras de inflación "a un dígito" e impulsar "una gran reforma educativa. La que ellos no han hecho ni nunca harán".

"Me presento a estas elecciones porque sé que estoy en mejores condiciones para sumar más, para construir una nueva mayoría, para liderar un proyecto de país más que de partido. Porque es cierto que sin el radicalismo, no arrancamos. Pero sólo con el radicalismo, no llegamos", indicó Sanz en su mensaje.

Advirtió también a sus correligionarios que para ganar estas elecciones se necesitará "el apoyo de muchos millones de ciudadanos que ni son radicales ni lo van a ser nunca y ni siquiera se sienten especialmente cerca" de la UCR, pero insistió en que "ganar el 30 es empezar a ganar en octubre".

"Hoy volvemos a estar en condiciones de liderar una alternativa de gobierno que es creíble, que es viable y que es deseable para la mayoría. No sé si el amor a este partido se lleva en la sangre, pero les aseguro que yo lo llevo en el alma y en el corazón, porque soy de este partido hasta los huesos", remarcó en otro mensaje a su rival.

Sobre el actual Gobierno, el senador dijo que "tira la Argentina para atrás", ya que "lo que en su momento se presentó como una renovación de la política, se ha convertido en una sucesión de engaños, manipulaciones y falsificación de datos para tapar los problemas".

"Ha llegado el momento de que el pueblo argentino, con toda serenidad pero con firmeza, le diga en las urnas: 'Gracias y adiós, señora Kirchner", subrayó.

Sobre el escenario, el ex intendente de San Rafaél también apuntó contra sectores del sindicalismo vinculados a la Casa Rosada que advirtieron sobre la supuesta debilidad del radicalismo para gobernar, lo que -aseguró- "ha dejado de ser verdad porque las cosas han cambiado para siempre".

"Algunos piensan que no nos van a dejar gobernar aquellos que se aprovechan del trabajo de los demás y se creen dueños del país. Yo siempre estoy dispuesto a dialogar, pero me importan más los derechos de los trabajadores que los de las cúpulas sindicales", advirtió.

Sobre el final de su mensaje, aludió al derrumbe de último gobierno radical en 2001, se mostró seguro de su capacidad de gestión y sostuvo que en caso de llegar a la Presidencia "ya no va a haber nadie que desestabilice a un gobierno democrático desde la calle".

"Si Ernesto Sanz es Presidente de la República, habrá alguien en la Casa Rosada que no se deja abrumar ni acomplejar por los fantasmas del pasado. Les aseguro que este Presidente radical gobernará todos y cada uno de los días de su mandato hasta que los ciudadanos en las urnas decidan otra cosa", subrayó.

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El discurso que anoche pronunció Ernesto Sanz estuvo repleto de ideas y conceptos. Fue casi una plataforma de gobierno. Eso no le impidió castigar muy duro a la presidenta Cristina Fernández y a Hugo Moyano a quienes considera sus principales rivales y de diferenciarse claramente de Ricardo Alfonsín su adversario interno.

Sobre la jefa de estado fue respetuoso pero contundente: “Este gobierno ya no da para mas. Ha llegado el momento de que el pueblo argentino, con toda serenidad, pero con firmeza diga en las urnas: gracias y adiós señora Kirchner.

”Pero eso no fue todo. Acusó al kirchnerismo de haber financiado su campaña electoral con dinero sucio y remató : “ su gobierno, señora Presidente no tiene autoridad moral para hablar de seguridad”.

Muchos de los que tienen su corazoncito radical se preguntan como va a hacer ese partido si gana las elecciones para no dejarse atropellar por el sindicalismo. En sus pesadillas ven a Hugo Moyano y se acuerdan de Saúl Ubaldini y los 14 paros nacionales contra Raúl Alfonsín. Sanz viene prometiendo crear una CONADEP de la corrupción que investigue a los funcionarios que se enriquecieron ilícitamente y a los sindicalistas millonarios.

Dice que habrá juicio, castigo y condena para ellos: “Me importan mas los derechos de los trabajadores que los intereses de los dirigentes”. Dijo que será sensible con los más débiles pero será firme en la aplicación de la ley para garantizar un orden democrático. Y volvió a criticar a Cristina donde mas le duele: “este gobierno cumple la ley si le conviene, es indulgente con sus amigos e intolerante con sus enemigos.

”Cada vez que terminaba con una propuesta, como un latiguillo el senador mendocino decía: “Yo lo voy a hacer, ellos ni lo han hecho ni lo harán”. Como en el judo y para convertir una debilidad en fortaleza, el acto, comenzó con el candidato diciendo: “Buenas tardes, soy Ernesto Sanz y quiero ser presidente de la República”.

Levantó la mayor ovación de la noche cuando se refirió a la justicia social y la redistribución de la riqueza. Y lo hizo con datos duros. “Durante el kirchnerismo el gasto público se multiplicó 6 veces. ¿La gente vive 6 veces mejor en Argentina? , se preguntó. Los únicos que multiplicaron por 6 sus ganancias fueron los amigos del poder”.

En todos los gestos, con respeto, sin chicanas pero con palabras filosas, aparecieron las diferencias que Sanz quiere marcar con Ricardo Alfonsín. “Yo solo me llamo Sanz. Tengo un pasado pero no me alimento de él. Yrigoyen, Perón, Alfonsín y Kirchner ya no están. Recordarlos y respetarlos es una actitud inteligente, pero pedirles que nos señalen el camino del futuro es demasiado. Yo no voy a pedir el voto de la nostalgia, sino el de la esperanza.”En el escenario lo acompañaron consejales e intendentes de todo el país menores de 45 años.

El mensaje que se quiso transmitir fue clarito: hay un nuevo radicalismo que sabe gobernar. Ernesto Sanz es abogado y fue docente, tiene 55 años y ya fue presidente de su partido, jefe del bloque de senadores nacionales, miembro del Consejo de la Magistratura e intendente de San Rafael, su lugar en el mundo. El cierre fue vibrante y casi a los gritos, como arengando para construir una Argentina “mas fuerte, mas libre y mas igualitaria. Lo queremos hacer, lo sabemos hacer, lo vamos a hacer”. Al final se abrazó con la Cristina que ama, su esposa y con sus dos hijos.

Hasta ahora el radicalismo tiene dos candidatos distintos. Ricardo Alfonsín más caudillo y gran orador de barricada se propone como un líder y Ernesto Sanz, más cerca del pensamiento que de la emoción, menos carismático pero mas ejecutivo se propone como estadista. Anoche la vida política de Ernesto Sanz pegó un salto cualitativo. Es imposible saber si va a ser presidente de la Nación en octubre o más adelante o nunca. Pero empezó a soñar en grande. Propone una renovación y un cambio para la Argentina. Como Raúl Alfonsín. Sin su apellido, pero con su mística.

F


 

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