De cara a las elecciones generales del 23 de octubre, La Nacion comienza hoy una serie de entrevistas con precandidatos presidenciales, en las que se pronunciarán sobre los temas que más preocupan a los argentinos. El primero en responder es el presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), el senador Ernesto Sanz. 


-Voy a ser candidato, voy a competir en la interna del radicalismo.

-¿Lo está oficializando ahora?

-Lo estoy notificando en este momento. Voy a ser candidato y voy a competir en la interna, cualquiera que sea el modo y el momento en que se celebre.

El senador mendocino Ernesto Sanz, presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), despejó finalmente las dudas. Competirá por la presidencia y, para eso, enfrentará primero a sus dos rivales dentro del partido: Julio Cobos y Ricardo Alfonsín.

Sanz quiere, sin embargo, adelantar la batalla. Más allá de las internas abiertas previstas por ley para agosto, quiere que el radicalismo defina a su candidato "en abril o mayo". Así, argumentó, el que resulte vencedor podrá recorrer con algo más de tiempo el país, presentarse en el exterior y recaudar fondos para el escenario que vislumbra o que desea: él contra la presidenta Cristina Kirchner en un hipotético ballottage.

Durante 90 minutos, Sanz anticipó a La Nacion los ejes de su eventual gestión. Entre otros, lanzar una "revolución educativa", fortalecer las instituciones, reducir el nivel de confrontación pública e investigar los "negociados" del kirchnerismo con una suerte de Conadep de la corrupción y repensar la relación de la Nación con las provincias. Llevados a la práctica, esos lineamientos borraron la sonrisa de Sanz. En particular al abordar el desafío que encarna el jefe de la CGT, Hugo Moyano. "Puede intentar paralizar el país, pero hay que ver si se anima si tiene enfrente a un presidente que se le anime. Yo me le animo a Moyano y al que venga", dijo.

Las respuestas depararon algunas sorpresas. Porque Sanz juró que no buscaría los superpoderes, convocaría a todos los ex técnicos del Indec para recuperar el prestigio perdido de la institución y extendería la asignación universal por hijo a todos los chicos del país. También dijo que Aerolíneas Argentinas -a pesar de su déficit diario de $ 8 millones- debe continuar en manos del Estado, y que el Fútbol para Todos, aunque menos propagandístico, continuaría bajo su gestión.

"El kirchnerismo construyó un modelo de poder que lo fue retroalimentando en base a la propia acumulación, que tuvo mucho poder, mucho dinero, mucha discrecionalidad -denunció-. Pero esto generó un monstruo que se devoró a sí mismo, que es el sindicalismo. Hoy es una piedra en el zapato de este gobierno. Lo mismo con los piqueteros y la permisibilidad hipócrita sobre la ocupación de los espacios públicos."

-¿Cuál sería su política ante los cortes de calles y los piqueteros? 

-El Estado tiene que tener una política muy clara que no pasa por la represión. Comparto con este gobierno que la mejor política es la disuasión pacífica. Pero eso sí: hay un principio que es el de respeto por la ley y de las decisiones de los jueces que un gobierno debe garantizar. El ejemplo del parque Indoamericano muestra que cuando desde el Gobierno hay decisión firme y se traslada a las fuerzas de seguridad, y desde ahí a los ocupantes, tenés el 50% del tema resuelto. El otro 50% del tema es persuasión, disuasión, diálogo.

-¿Coincide con que la policía asista desarmada a las manifestaciones? 

-No creo que haya que desarmar a la policía. Lo que creo es que hay que prepararla y profesionalizarla para que sepa para qué sirve tener un arma y que sólo se puede utilizar en situaciones excepcionales, proporcionales a lo que tiene enfrente.

-Hoy se reparten por lo menos $ 15.000 millones al año en planes sociales, ¿Los mantendría, ampliaría o eliminaría? 

-El asistencialismo como herramienta para combatir la desigualdad es una herramienta de corto plazo. Una herramienta del «mientras tanto», que en la Argentina de algunos años que vienen seguirá siendo necesaria. Pero la brecha de desigualdad sólo se combate generando oportunidades. Y, para eso, la Argentina necesita una revolución educativa. Hay que invertir mucho en calidad de la educación pública, en infraestructura social básica.

-La asignación universal por hijo cuesta $ 7000 millones al año y extenderlo a todos los chicos del país por $ 200 cada uno rondaría los $ 25.000 millones anuales. ¿Qué planes tiene sobre eso? 

-Ampliarlo. En una primera etapa y con esta brecha de desigualdad, mientras logramos esa revolución educativa, tenemos que ampliarlo. Yo promuevo políticas universales en serio. Universales significa a todos. Pero lo que no se puede es tenerlas como horizonte permanente, por lo que ese «mientras tanto» lo iremos reduciendo a medida que vayamos incorporando a muchos de ellos en la estructura social.

-Según los analistas privados, la inflación ronda hoy en entre el 25 y 30 por ciento. ¿Cómo la frenaría? 

-La inflación tiene tres componentes. El primero es la emisión monetaria; el segundo -para mí, el más importante-, es que la oferta está perdiendo la batalla con la demanda; y el tercero es la expectativa inflacionaria, que el gran culpable es este gobierno. La intervención del Indec generó expectativas simplemente porque la gente sabe que sus índices son truchos. Si trabajamos estos tres elementos, en un año o año y medio tendríamos una inflación acotada.

-¿Reintegraría al Indec los técnicos que se fueron? 

-¡Absolutamente! Creo que hay una cuestión de reparación no sólo legal, sino de reparación moral. Uno de los problemas de este país es que todas sus instituciones afrontan una discusión sobre su rol: si los DNU son una herramienta para el Ejecutivo o el Legislativo; en el Judicial, si el Consejo de la Magistratura es el que administra los fondos o es la Corte Suprema; en el Banco Central, si es el custodio del valor de la moneda o es el banco de desarrollo que quiere la Presidenta; el Banco Nación si es prestamista de la producción o del Gobierno; la Anses, si está al servicio de los jubilados de ahora y de los que vienen, o es un prestamista mayorista del Gobierno...

-¿Planea estatizar empresas de servicios públicos? 

-Hay que analizar cada caso en particular y en función de cuál es el beneficio último para los usuarios. Ahora, ¿ese servicio lo debe prestar el Estado o lo puede prestar un privado? La verdad es que me es indistinto. Si lo presta el Estado, lo debe prestar bien, eficientemente, y que no dé lugar a negociados. Y si lo presta un privado, el Estado debe estar encima de él las 24 horas para que se cumplan los mismos parámetros.

-¿Qué haría con las retenciones, que permiten recaudar US$ 11.500 millones? ¿Las eliminaría o modificaría? 

-Creo que hay que ir a un esquema de disminución progresiva. Pero ningún gobernante podría, de ninguna manera, eliminar las retenciones porque se han transformado en una fuente imprescindible de financiamiento del sector público.

-En el transporte público queda por resolver el dilema entre la actualización de las tarifas y los subsidios, que rondan los $ 63.000 millones al año, y las distorsiones que generan... 

[Interrumpe] -Las distorsiones no están dadas por los montos, sino por la aplicación. No lo tengo miedo al subsidio al transporte en la medida que eso genere un beneficio al usuario. Para eso debemos aplicar una política de subsidios con contraprestaciones del otro lado. Pero si la política del subsidio es para que los funcionarios obtengan retornos o para que se enriquezcan los prestadores de esos servicios mientras la gente viaja como ganado, ése no es el país que yo quiero.

-¿Y Aerolíneas Argentinas? Pierde $ 8 millones por día. ¿Debe seguir siendo del Estado? 

-Yo, hoy, no la privatizaría. Se ha recorrido un camino en el que es mucho más costoso desandarlo que tratar de hacerla eficiente para que no genere la pérdida que está generando. Y si vamos a ponerle subsidios, que Aerolíneas se haga cargo de aquellos lugares que otras líneas aéreas no podrían competir, trataría de generar competencia para beneficio final del usuario, pero pensando en su rol social.

-¿Apelaría a las reservas del Banco Central? El Gobierno prevé utilizar US$ 7500 millones este año. 

[Tajante] -Absolutamente sí. No creo en un Banco Central desligado de la economía real, en un Banco Central que sea una isla. Creo que el Banco Central es una herramienta para un proyecto económico de desarrollo, aunque por supuesto tampoco creo que el Banco Central sea un prestamista del sector público. Debe ser un banco que apunte a direccionar el crédito de los bancos a la producción, a fomentar financiamiento que el sector productivo hoy no tiene.

-¿Dejaría que el Fondo Monetario auditara las cuentas públicas? 

-Sí, [que audite] el que quiera. No tengo prejuicios. El Fondo Monetario fue muy perverso para la Argentina en un momento en el cual tuvimos gobiernos débiles que no pudieron marcarle la cancha al Fondo.

-También sobre el frente externo del país, ¿cómo sería su relación con Estados Unidos? 

-Adscribo a la multipolaridad y a la vinculación entre bloques. Lo primero que debe hacer la Argentina es definir qué haremos con el Mercosur. Con Brasil tenemos que fortalecer el bloque para después, junto con Chile, vincularnos con Estados Unidos y con la Unión Europea, a la que le apunto mucho. Si tengo que apuntar a un eje, yo apunto a la relación Mercosur-Unión Europea porque nos aportará fortalezas y defensas frente a lo que avizoro como una guerra entre Estados Unidos, China e India.

-En esas prioridades, ¿dónde ubica a la Venezuela de Hugo Chávez? 

-La relación con Venezuela tiene hoy tres componentes: amiguismo, ideologismo y negociados. Ninguno de los tres puede ser pauta para que un país serio se vincule con el mundo.

-¿Pediría los superpoderes? 

-No, porque estoy convencido de que los superpoderes se transforman, como todas las desviaciones institucionales, en un elemento distorsivo y negativo que afecta la credibilidad del sistema, la previsibilidad y eso se traduce en pérdida de inversiones, fuga de capitales, incertidumbres. Me gusta un país con reglas claras. Hay que gobernar con ejemplaridad.

-¿El número de ministros en la Corte Suprema es el correcto?
-Cinco está bien, yo voté esa ley. El tema de la Corte no tiene que ver con el número, tiene que ver con la aptitud de sus componentes. Si me pregunta por una personalidad argentina con la que me siento totalmente identificado estos últimos años ése es Ricardo Lorenzetti.
-¿Qué piensa del reclamo de la Corte para tener su propio presupuesto? 

-Estoy de acuerdo con la autarquía del Poder Judicial. Estoy de acuerdo con que el presupuesto tiene que fijarle una pauta y, dentro de esa pauta el Poder Judicial, tiene que tener la posibilidad de manejar sus propios recursos.

-¿Bregaría por una reforma del Consejo de la Magistratura? 

-Sí. Lo central es quitar el derecho de veto a cualquier estamento. No puede haber derecho a veto. Tenemos que volver a un equilibrio. La segunda reforma sería que el Consejo se aboque sólo a la selección y destitución.

-¿Cómo afrontará la corrupción del gobierno de los Kirchner? ¿Promovería una comisión investigadora? 

-Si, absolutamente. Estoy convencido de que en estos años ha habido mucha corrupción. Y creo que es necesario investigar.

-No se lo dejaría a la Justicia? 

-Se lo dejaría a la Justicia, pero con un apoyo desde afuera.

-¿Cómo? 

-Una suerte de "Conadep de la corrupción".

-¿Una "Conadep" o potenciando la Oficina Anticorrupción? 

-Puede ser la Oficina Anticorrupción, pero dándosela a la gente absolutamente independiente de mi gobierno. Así como los organismos de control deben tener independencia de oficialismo y oposición?
-¿Mantendría el sistema actual de jubilaciones o alentaría la vuelta de las AFJP?
-No, no, de ninguna manera. Fui un opositor a la privatización de los ?90. Creo en el sistema de reparto. La obligación del Estado es un sistema de reparto. Lo que sí, trabajaría en la economía informal para lograr una ecuación diferente de activos sobre pasivos, que está en el 2 a 1, para transformarlo a 4 a 1.
-¿Reformaría la ley de medios? 

-Sí. Adecuaría la desinversión en aquellas áreas donde puede haber distorsiones monopólicas. Estoy de acuerdo en la democratización absoluta de los medios de información.

-¿Habla de los operadores de cable? 

-Hablo de impedir que cualquier protagonista tenga el dominio del mercado. Soy defensor a ultranza de la competencia de los mercados.

-Entonces, usted prohibiría la fusión entre CableVisión y Multicanal? 

-Hay que revisar eso, pero a mí no me gusta la idea de que alguien pueda manejar el 80 o el 90 por ciento del cable.

-En la misma línea, entonces, con Telefónica controlando Telecom? 

-Exactamente, eso me parece una alta concentración. No creo en los monopolios.

-¿Y el Fútbol para Todos? 

-Sí, lo mantendría. Es una de las cosas que ya no podés volver atrás y, además, no me parece que sea un motivo de discusión central el acceso a los partidos de fútbol. El problema es si el Estado está en condiciones de gastar 900 millones de pesos.

F

0 Comments:

Post a Comment




 

Copyright 2006| Blogger Templates by GeckoandFly modified and converted to Blogger Beta by Blogcrowds.
No part of the content or the blog may be reproduced without prior written permission.